martes, 18 de febrero de 2014

Un domingo de fútbol.

El fútbol es un espectáculo que nada más por la gran masa de gente que mueve, ¡impresiona!. Como todo lo que mueve masas, activa un enorme elenco de actitudes, acciones, pasiones, tantas como personas había en el estadio. Personas de todas las edades, así como de todo tipo de pretensión hacia el ocio o entretenimiento. La promoción de un club, con entradas baratas para llenar un estadio puede ser un buen momento para que los más pequeños de la casa vivan esa experiencia, que puede ser muy interesante y novedoso para ellos. Pero acongoja un poco, como un crío de unos cinco años, en la fila de abajo y acompañando al nutrido grupo de adultos vomitaba por su boca todo tipo de improperios y cánticos de guerra. Los insultos más grandes que el propio "personajillo". Lo curioso es que sirvió de modelo para los demás críos de su alrededor, entre los que se encontraban mis hijos, con los ojos muy abiertos observando al personaje y muy poco habituados a tanta pasión y descontrol. A mi entender, no es el mejor espectáculo para los más jóvenes. No es por el deporte en sí, a mí me encanta, es por el ambiente, a veces poco recomendable para unos críos. Supongo que dicho infante, estaría rodeado de sus familiares más directos, familiares a su vez observados por la criatura. Recordad tantos antepasados, frentes tan puntiagudas y oficios tan antiguos, tanto de los oponentes como de los jueces, difícil de entender - para algunos - que forme parte del espectáculo, no considero que sea el mejor ambiente instructivo. El deporte como espectáculo debería promocionar la antítesis de este tipo de actitudes y valores, sobretodo para los jóvenes en periodo de formación. Después de tanto años sigo confirmando que el gran espectáculo futbolístico no ha cambiado mucho. Siempre he sido muy reacio a llevar a mis hijos a este tipo de espectáculo, este domingo lo he vuelto a confirmar. Lo más lamentable es que en los terrenos de juego para los más jóvenes, pasa lo mismo. Padres, familiares o amigos de jóvenes deportistas, no se dan cuenta de que el espectáculo lo tienen que dar ellos, los más jóvenes. El espectáculo en las gradas, sobra. Sí... este Domingo, fuimos al fútbol y disfrutamos de la victoria, sufrida victoria, pero lamentablemente no es un espectáculo para ir mucho con los míos, por lo menos en estas edades.     

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