sábado, 5 de abril de 2014

Tengo un sueño.

Tengo un sueño. Desde esta altura, cuando el transbordador alcanza unos cuantos de kilómetros camino de nuestro emplazamiento en el espacio, la vista es increíblemente sobrecogedora. Los océanos y mares, azules, muy azules, los continentes, verdes, muy verdes, mezclados con el marrón de la tierra y el blanco de los lugares más nevados del planeta. Esta visión, no sería posible sin la transparencia y limpieza de un aire oxigenado y purificado por tan numerosa y frondosa vegetación de bosques y selvas en trópicos. Este planeta, lugar de residencia para el ser humano hace ya muchos años, ahora solo es lugar de visita o permanencia para aquellos humanos que se comprometen a cuidarlo y respetarlo. La flora y fauna sobreprotegida por leyes muy severas están dando tregua a muchas de las especies en peligro de extinción y ahora es el reclamo de turistas y muchos jóvenes y críos que quieren conocer lo que sus abuelos les contaban de su estancia en aquél planeta. Los grandes países que más contaminaban, dejaron las excusas, empezaron a exigir a la industria su obligada necesidad de dejar de emitir gases de efecto invernadero evitando un sobrecalentamiento, sin retorno. La población, con una concienciación sin precedentes, empezó con un consumo responsable y aprovechamiento de envases y plásticos. El reciclado, se promocionaba y estudiaba en escuelas, iglesias, empresas y administraciones públicas. La investigación en industria dio lugar a envases y materiales biodegradables y las energías renovables sustituyeron a las clásicas derivadas del petróleo. Este planeta dejó de sufrir y la presencia del hombre solo era necesaria para el control de ecosistemas naturales en la tierra y en el océano. Hace ya muchos años, un 31 de Marzo de 2014, la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, dio un ultimátum a los países miembros de la antigua Unión Europea y a sus socios internacionales para que actuaran de manera urgente en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En aquellos tiempos, lo gobiernos de los países mas contaminantes, Estados Unidos y China, no tuvieron más remedio que poner cartas en el asunto ya que una población enfurecida les exigía que iniciasen los cambios necesarios para hacer realidad un sueño. El sueño de aquellas personas que luchan y se juegan la vida por evitar contaminaciones, abusos y mal uso de lo natural, continuas denuncias a empresas y gobiernos sin remordimientos ni escrúpulos, cuyo único propósito es enriquecerse y lucrarse con lo que la naturaleza nos da y no podemos permitir quitar. El sobrecalentamiento de La Tierra por la acción del hombre, en aquellos tiempos, ya no era ficción, era una realidad que todos los gobiernos de este planeta tuvieron que admitir y hacer lo necesario para evitar el desastre natural. SALUDOS, amigos del espacio.


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