sábado, 1 de marzo de 2014

¿Salir a la calle? pues... sí.

Hay muchas formas de celebrar una festividad. El 28 de Febrero se celebra el día de esta comunidad, para los que no sois de aquí, el Día de Andalucía. Un día como hoy en 1980 se constituyó la Comunidad Autónoma de Andalucía, tras la decisión a través de las urnas que seguiríamos el mismo camino y con los mismos derechos que las demás comunidades autónomas históricas. Hay quien celebra, días como este y si el tiempo se lo permite, con un día de campo o de playa, reunión familiar o simplemente dejar pasar el tiempo en casa, porque apetece. Pero otros, lástima que no sean muchos, participan en manifestaciones pidiendo p.ej. derechos universales para tener una vida digna y más llevadera. Ya que bancos y energéticas presumen de los miles y miles de millones que ganan al año y además, en muchos casos, con la ayuda de los ciudadanos. No estaría mal que revirtiese en ellos un mínimo del coste social que está provocando tanto recorte por esas ayudas. Reclamar como derechos universales, una vivienda digna - que por lo menos no la quiten - y que los suministros básicos de luz, agua y gas, no dejen de suministrarse para aquellos casos de tanta necesidad, me parece bastante laudable y necesario como para salir a la calle a manifestarse. 
Esperando el inicio de la manifestación, se me acerca un hombre de mediana edad, muy interesado en satisfacer su necesidad de averiguar de que iba ese pequeño tumulto. Una vez saciado por mi lacónica explicación, con un ceño de desaprobación, la pregunta obligada, ¿pero esto sirve de algo?. Pues, hombre... (pensando yo) se me ocurren otras muchas formas de exigir lo que consideramos justo, pero todas ellas me dan... que están penalizadas por la ley, así que, las descarto automáticamente. Especialmente considero que más sirve de poco, quedarte en tu casa sin hacer mucho más. Independientemente de que este hombre esté de acuerdo con el objetivo de la reivindicación, salir a la calle unos pocos centenares de personas, llama la atención para los transeúntes de esos momentos en la calle y hace eco en los pocos medios de comunicación que quieran acercarse. La protesta y manifestación es una de las pocas formas que nos quedan de exigir cambios y denunciar injusticias. Aunque sean las minorías las que se manifiesten y la mayorías están más pendientes de una paz social falsa y ficticia, el derecho al desencanto y su manifestación, todavía está amparada por la ley. ¡Ojalá!, no me haga falta, pero si alguna vez soy presa de alguna de las muchas injusticias que acechan esta sociedad, espero que haya mucha gente para salir a la calle y reivindicar un poco de justicia. SALUDOS. 

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